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39 Cuando David se enteró de que Nabal había muerto, exclamó: «¡Bendito sea el Señor, que me ha hecho justicia por la afrenta que recibí de Nabal! El Señor libró a este siervo suyo de hacer mal, pero hizo recaer sobre Nabal su propia maldad».

Entonces David envió un mensaje a Abigaíl, proponiéndole matrimonio. 40 Cuando los criados llegaron a Carmel, hablaron con Abigaíl y le dijeron:

―David nos ha enviado para pedirte que te cases con él.

41 Ella se inclinó y, postrándose rostro en tierra, dijo:

―Soy la sierva de David, y estoy para servirle. Incluso estoy dispuesta a lavarles los pies a sus criados.

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